Para repensar hacia donde vamos

Las salidas de Cuadra y Mansilla, reabren un debate sobre la postura del club a la hora de promover y sostener juveniles, y el camino a elegir a futuro.


Por estas horas, ya consumadas las partidas a préstamo de Pablo Maximiliano Cuadra y Braian Mansilla, a Unión (SF) y GELP, respectivamente, me gustaría dejar algunos datos y mi postura sobre la escasa oportunidad que los juveniles surgidos del Tita, vienen teniendo en el último tiempo a la hora de armar los planteles del fútbol profesional. En twitter se generó, a partir de mi opinión en contra de la ida de ambos delanteros, un lindo debate sobre un tema, que, en lo personal, me ocupa desde hace unos años a esta parte.

Para poder entender mi visión, los invito a "salir" de estos recientes casos puntuales, escapar a la coyuntura y dejar de lado la "ansiedad" por cerrar positivamente, lo antes posible la actual Superliga, y abrir la mirada a los últimos años calendario, haciendo foco en los días posteriores, a la obtención del torneo Transición 2014.  La elección de la fecha no es caprichosa, por el contrario sirve para sostener mi argumentación sobre la poca participación de los pibes de la cantera, dentro del proyecto de la dirigencia de Racing. Si no se potenció y sostuvo a juveniles después de ser campeones, ¿cuándo? y la pregunta viene a cuento de lo mucho que se habla de los "momentos" para darle minutos a los de chicos.

Para más precisiones, en el período que abarcó enero de 2015 a diciembre de 2018, Racing jugó muy fuerte como comprador en cada mercado de pases: 47 fueron las incorporaciones realizadas en 4 años, algo más de un 11 titular por temporada.
Más allá de haber mejorado ostensiblemente la categoría de los refuerzos desde la llegada de Diego Milito encabezando la Secretaría Técnica en 2018, los números se contraponen de manera violenta, al contar los muy pocos apellidos de inferiores, que pudieron lograr continuidad, y alcanzar un cifra "razonable" de partidos en el nivel superior.

Apenas 3 pudieron superar la barrera de los 50 juegos en 1° División, defendiendo la albiceleste: Lautaro Martínez (61 pj), Yonathan Cabral (55 pj) y Matías Zaracho (54 pj.). Un escalón por debajo, con menos cotejos, pero un porcentual importante de los mismos como titulares, aparecen Juan Musso (36 pj.) y Roger Martínez (31 pj.). El resto, de los muchos que tuvieron minutos, lo han hecho, en su gran mayoría, sumando ingresos desde el banco,con escasas chances de saltar al campo dentro del 11 titular, menos aún con cierta continuidad (acá entran sin dudas los casos de Cuadra y Mansilla, ambos con 41 cotejos en su planilla personal, pero pocas apariciones de entrada). 

Hasta acá, algunos datos para sostener un argumento, pero también hay lugar, y son válidas, las preguntas que, rápidamente, suelen aflorar: ¿Hay tiempo para que maduren y se afirmen en el plantel superior de equipos grandes? ¿Cuantos partidos de "paciencia" tiene el hincha? ¿Debe, un pibe, entrar y romperla, aunque sean 10 minutos aislados, para poder "sobrevivir"? ¿Se puede sostener la competitividad con juveniles? ¿Cuanto hay de cierto en la frase que dice "los pibes ganan partidos, y los grandes campeonatos? Las inquietudes son más que entendibles y cada uno tendrá sus respuestas y desde ahí, hará su análisis. Lo que es real, es que en el período citado, muchos jugadores de pobre presente, llegaron a Racing, y tuvieron chances, en desmedro de jóvenes que pudieron sumar minutos. Los apellidos de Naguel, Vismara, Arévalo Ríos, Damián Schdmit, Marcelo Meli o Pablo Alvarez, (la lista es mucho más extensa), eximen de más comentarios.

La intención de esta nota, no es quedar atascados en la diferencia de opiniones de cada caso puntual, la idea es empezar a debatir, que tipo de club queremos, en materia de fútbol, en un futuro cercano. La disparada del dólar, con las renegociaciones de los muchos contratos pactados en esa moneda, obligan y obligarán a muchas instituciones, a replantearse hacia donde quieren ir a la hora de conformar sus planteles. Si, aunar el equilibro económico, nutriendo la plantillas con jugadores propios, sin perder la competitividad, parece ser un objetivo osado y complejo, el otro camino, el de la "billetera gorda", parece, directamente, insostenible, a menos se lleguen a disputar, sí o sí, los 14 juegos de Copa Libertadores, cada año, para generar ingresos en la verde moneda, y mantener la balanza en orden.

Lejos está en mi, la intención de pedir jugar "solo con pibes", la experiencia marca finales poco felices, para el jugador, y sobre todo, para el club, menos aún pretender, que TODOS los que vienen del Tita deben jugar, sólo por esa razón. Es ahí donde imagino/espero, mucho protagonismo de la Secretaría Técnica, a la hora de la evaluación y el diagnóstico, sobre las prioridades y los puestos a cubrir saliendo al mercado, y en cuales otros apostar, en firme, a la sangre nueva. En este proceso, debe sumarse un actor más, y está claro tampoco es fácil la interacción con los técnicos, a los cuales se les exigen resultados, y por una lógica de "supervivencia", siempre pedirán refuerzos en cantidad y cálidad, para poder responder a ese pedido de la CD, sin dudas el cambio deberá ser también cultural, para no quedar a mitad de camino.

Por ahí creo, estará uno de los desafíos grandes, en el corto plazo, del grupo que encabeza Diego Milito: poder modificar, de a poco, una realidad que muestra hoy, únicamente, a Matías Zaracho como carta importante "Made in Tita", en la idea de Coudet, al mismo tiempo que, 13 futbolistas, capital de Racing y producto de años de invertir en su formación, se encuentran repartidos, a préstamo, en distintos clubes de Argentina y Sudamérica (incluídos, Oroz en Chile y Di Nenno en Colombia).

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